En el año de 1951 el equipo figuró en los primeros lugares de la tabla de posiciones durante la primera vuelta del torneo profesional.
La primera gran nómina que dejó huella en la historia
Fue la de 1951, que incluyó hombres destacados como Cayetano Fraccione, golero argentino apodado como “El Pez Volador”, dada su gran agilidad para volar de palo a palo. Al poco tiempo Julio “El Loco” Asciolo fue su reemplazo en la cabaña canaria.
Pero ellos no fueron los únicos venidos del sur, a su lado llegó una verdadera expedición gaucha conformada por “Judío” Stemberg, “Toto” Bernansconi, Norberto Peluffo, Carlos Gambina, Zazzini, Nicolás Gianastasio, Pesarini, Raúl “El Colorado” Dimarco y De Ambrosi, quien hizo las veces de técnico. Complementaron el plantel los peruanos Enrique Augurto y Juan Cardoza, y el costarricense Carlos Umaña, poco después llegaría su compatriota “Quincho” Quiroz, considerado uno de los mejores delanteros de la época y quizás de la historia “canaria”, todo un verdadero acróbata del gol; ejecutor de espectaculares goles de chilena de inolvidable recordación para los aficionados de mitad de siglo.
Pocos jugadores nacionales recuerda esa primera gran nómina, sólo figuraron “Chico” Bustamante, Juan “Pachingo” Guerrero, el barranqueño Arturo Palomino y “Chancharito” Cárdenas. En Colombia se puede decir que:
En 1958, el cuadro búcaro volvió a hacer una gran campaña, terminó tercero con 44 puntos, detrás de Santa Fe y Millonarios.
Aquel 60
El juego más enigmático y polémico de la historia, ha sido aquel de finales de la temporada del 60. Restaban tres encuentros para culminar el torneo y el atlético se encontraba a un solo punto de su contendor Santa Fe, mientras Millonarios era tercero. Al final, la decepcionante derrota por 5 a 1, derribó de inmediato la aspiración de conseguir la primera estrella, para quedar relegado al tercer lugar.
Varias conjeturas se han tejido sobre lo que pasó ese día, incluso por parte de los mismos protagonistas; como por ejemplo la de que el equipo se vio afectado por el viaje con cuatro días de anticipación al juego, factor que no fue suficiente para adaptarse a la altura capitalina. No obstante, la explicación que parece tener más validez, según los propios jugadores, es la falta de una estricta disciplina por parte del técnico “Andarìn” Barbieri. Todos daban cuenta de la gran afición de este por el juego de cartas, práctica que según versiones acompañó al plantel durante las frías noches y madrugadas capitalinas; incluso para completar, cuentan que Barbieri se presentó al Campin sólo diez minutos antes de empezar el partido, ya que se encontraba en el hipódromo apostando a las carreras.
Una de las mejores
Bien vale evocar a la postre una de las mejores formaciones del equipo hasta nuestros días: Berto; Scrimaglia y Marini; Casalli, Janiot y Solórzano; Coll, Montanini, Giarrizo, Otero y Hermán “Cuca” Aceros, surgido del barrio Modelo, afianzado en esa temporada del 60 y considerado como el mejor jugador santandereano hasta nuestra época.
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